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Porqués sin por qué

Bugatti Automobiles S.A.S. ha anunciado el lanzamiento del Bugatti Chiron. Es un coche exclusivo del que solo se harán 500 unidades, a 2,5 millones de euros la pieza. Con sus 1.500 CV, el Chiron tiene una velocidad punta de 420 km/h. Es casi tan potente como el asombroso Koenigsegg Reger, deportivo sueco que da 1.800 CV y se vende al más asequible precio de 1,7 millones...

¿Por qué? Cada cual que compre el coche que quiera y pueda, ¿pero quién, dónde y cuándo puede conducir un auto a 420 km/h? ¿Por qué hay gente tan pobre de espíritu que necesita tanta absurda exhibición material? El Chiron será una maravilla mecánica, no tengo duda alguna. El tema es: ¿por qué? Cuando no podemos responder satisfactoriamente a los porqués, cuanto hacemos carece de sentido. El Chiron me parece una trágica metáfora de nuestro momento civilizatorio: podemos hacerlo, pero no lo podemos justificar. Convincentemente, quiero decir.

Los nuevos BMW i8 han sustituido los retrovisores por un sistema de cámaras que reconstruyen en una sola pantalla todo el entorno del vehículo. Hacía años que me preguntaba por qué ningún fabricante adoptaba esta solución tan útil y sencilla. Ahora se presenta como un 'gadget' de lujo. La publicidad del modelo explica superficialidades varias sobre el vehículo y solo colateralmente se refiere a esa aportación capital para una mejor y más segura conducción. De nuevo, ¿por qué?

Entretanto, los tres carriles de la AP-7 entre el Vallès y la frontera a menudo no pasan de uno, porque los otros dos están ocupados por un camión y otro que trata de adelantarlo. ¿Por qué acarreamos en tantísimo camión lo que podría viajar por tren? No será para reducir el coste, ni las emisiones de gases, ni las molestias. Otro porqué sin respuesta convincente. Nos fallan las respuestas y se acumulan las preguntas.

*Artículo publicado en El Periódico de Catalunya el 24/07/2016

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